Hace unos días, leímos una noticia acompañada de una imagen, que nos impactó poderosamente: la de un joven brasileño que, después de inyectarse aceite y alcohol en los bíceps para aumentar su musculatura, estuvo a punto de perder los dos brazos debido a los riesgos que suponían esas inyecciones. “Hulk”, le llamaban, y no sin razón.
Es una historia excepcional, y a la vez habitual, la de alguien que ignorando todos los avisos, desoyendo al sentido común, arriesga su salud en aras de un hipotético beneficio estético que jamás llega.
Romario Dos Santos Alves, que así se llama el protagonista de esta historia revelada por el diario británico The Daily Mail, tiene 25 años y abrigó la ambición de convertirse en un adonis hipermusculado. A cualquier precio. Por eso, en algún momento aciago decidió meterse en el cuerpo un cóctel peligrosísimo para aumentar su musculatura en brazos y espalda.
Como cualquiera puede imaginar, inyectarse aceite y alcohol no es una opción inteligente, de hecho, los médicos estuvieron a punto de amputarle ambos brazos. Ya antes, desesperado, intentó suicidarse cuando su esposa estaba embarazada de seis meses.
Más allá del caso concreto, del que tenemos por toda referencia la citada información periodística, en este blog hemos hablado y mucho de la necesidad imperiosa de, primero, pensar seriamente los pros y contras de cualquier cambio estético que uno quiera acometer y, segundo, de ponerse siempre en manos de médicos de solvencia contrastada para minimizar al máximo los riesgos.
Hemos denunciado la irresponsabilidad criminal de algunos que se llaman “médicos” que siguen utilizando sustancias (los tristemente famosos biopolímeros) peligrosas y prohibidas. Y también insensata la actitud de quienes, por no disponer de dinero o querer gastar poco, aceptan determinados tratamientos e incluso, colmo de la imprudencia, optan por “pasar” de los médicos e inyectarse cualquier cosa.
No nos cansaremos de repetirlo: la utilización de biopolímeros produce reacciones adversas y complicaciones graves que pueden llevar a la muerte. Y sí, podemos extraer los biopolímeros, no sin dificultad porque infiltran los tejidos circundantes, lo cual complica enormemente su remoción, hasta el punto de que nos enfrentamos al reto de eliminarl el producto sacrificando la menor cantidad posible de ese tejido infiltrado.
En definitiva, es fácil de entender que meter sustancias y cuerpos extraños en un organismo humano sin las necesarias garantias de compatibilidad es una abominación. Si a pesar de todo alguien cae, por error propio o ajeno, ha de saber que podemos ayudarle.
Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).
Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.