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Llegó la primavera, y nos centramos en la dieta, en el mercado hay muchas que se promocionan como mágicas y rápidas, pero no olvidemos que esas atentan contra la salud.

Los cambios reales en la alimentación se describen en diversas publicaciones pero muchas carecen de sustento científico por lo que hay tener cuidados a la hora de decidir.

Si se desea conseguir  resultados que sean duraderos , hay que tener presente que todos los tratamientos que  ofrecen resultados “mágicos” puede  servir para que el objetivo se cumpla sólo momentáneamente.

Se las elige porque tientan con logros aparentemente brillantes que otros han alcanzado, sin advertir que esos logros no se sostienen en el tiempo, porque traen un efecto rebote, frustración, cansancio y los kilos perdidos se recuperan.

Muchas veces se cree que los  diuréticos harán ese trabajo, ya que  permiten eliminar mucho líquido, lo que provoca un descenso drástico de peso, pero no elimina grasas.

Las complicaciones son múltiples : además de agua, se pierde materia magra constituida por elementos imprescindibles para la buena salud, como minerales importantes -sodio, potasio (indispensable para la función cardíaca), calcio-; también genera debilidad, desgano, malhumor, deterioro físico y un posterior desequilibrio del organismo.

Las personas no tenemos las mismas necesidades nutricionales, la misma actividad, la misma edad, el mismo sexo ni la misma talla, es por ello que las dietas deben ser personalizadas para poder cubrir todas las necesidades y no ser deficientes.

Las dietas pobre en calorías generan ansiedad por las prohibiciones que imponen y provocan enfermedades por carencias. Sucede que un plan reducido en calorías produce acostumbramiento y obliga al organismo a reducir cada vez más el consumo diario de calorías.

Estos regímenes privados de principios nutritivos pueden causar anemia, osteoporosis, afecciones cardiovasculares, entre otras.

Las dietas de Banting, Atkins de la Fuerza Aérea, Félix y Pennington se caracterizan por disminuir de forma drástica los hidratos de carbono (a menos de 60 g por día e incluso a 6 g por día) y aumentar las cantidades de grasa (a 60-80%), manteniendo las proteínas entre el 15 y el 25%, sin considerar restricción para las calorías consumidas.

Todas han recibido críticas de la Asociación Americana de Médicos (AMA), por peligrosas e inadecuadas.

Si se sigue este tipo de dietas, se origina toxicidad debido al aumento en sangre de cuerpos cetónicos (acetona). De ahí que se las denomine dietas cetogénicas.

El método saludable, la indicación es no superar el 30% de grasas, que deben ser seleccionadas, dando prioridad a la ingesta de las grasas monoinsaturadas (aceites de oliva, canola y soja, en crudo; frutas secas -sobre todo, maní-; semillas de sésamo; palta; aceitunas; yema de huevo) y poliinsaturadas: las omega 3 (legumbres -principalmente la soja-, semillas de lino y frutas secas; pescados -sobre todo los azules- y mariscos) y las omega 6 (aceites de canola, uva, maíz, oliva y soja, en crudo; la mayoría de las semillas -fundamentalmente las de sésamo-, granos y sus derivados; germen de trigo; nueces).

Debido a esta carencia de hidratos de carbono, se produce el proceso denominado cetosis o quetosis: el hígado es el encargado de almacenar el glucógeno, polisacárido que se encarga de la reserva energética de nuestro organismo, y tiene previsión para entre 48 y 72 horas.

Transcurrido este tiempo, el cuerpo va a buscar el glucógeno almacenado en la grasa y ésta se queda en sangre facilitando su eliminación.

También el exceso de proteínas en la alimentación diaria produce intoxicación por abuso  de sustancias tóxicas circulantes en sangre (amoníaco, urea), lo que genera que el individuo sienta gran cansancio; también se recarga la función renal.

Las dietas rápidas o mágicas logran generar inapetencia, pero, cuando la persona se aparta de ese sistema y vuelve a incorporar hidratos de carbono, reaparecen el hambre y la retención de líquidos.

Otros regímenes son las dietas de Hollywood, Mayo (refutada por la Clínica Mayo de EE. UU.) y Harrop (leche y bananas), entre otras.

Se caracterizan por un aumento de proteínas, con régimen pobre en hidratos de carbono y lípidos. Aportan entre 800 y 1000 kcal por día y se aplican por períodos de 10 a 18 días.

Están también los regímenes que prevén un 34% de carbohidratos, un 40% de proteínas y un 26% de grasas, y un aporte calórico de 1000 kcal por día, por ejemplo, la dieta Scardale, que sugiere seguir un plan durante 14 días.

En otras dietas de menos de 1000 calorías diarias, se pueden observar descensos rápidos de peso en las primeras dos semanas de tratamiento, aunque luego, en la mayoría de los casos, se comienza a recuperar el peso perdido.

Para adelgazar en forma saludable se debe contemplar todos los aspectos del individuo, que realmente se reeduque la alimentación, se corrijan malos hábitos y se promueva el ejercicio físico.

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Firma del Doctor Fernández Blanco - Blog

Dr. Alfredo Fernández Blanco

El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.

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