Hubo un tiempo, que más de uno añorará, en el que los retoques estéticos pertenecían al ámbito privado, y allí permanecían. Si acaso, se ponía en marcha el rumor que revelaba la intervención de cirugía estética pero era sólo eso, una sospecha.
Ahora, sin embargo, hay personajes populares que entran en la clínica como los futbolistas saltan al terreno de juego: con millones de ojos mirando, y unos cuantos cronistas retransmitiendo la jugada.
Es lo que pensé cuando leí este titular: “El 2×1 de Melanie Griffith: se borra el tatuaje y las arrugas”.
Quienes conozcan la historia sentimental de Griffith sabrán que, en el momento álgido de su relación con Antonio Banderas, se hizo tatuar un corazón con el nombre del malagueño. Y que lo ha lucido orgullosa durante casi 20 años. Y que cuando se les murió el amor, el tatuaje en cuestión resultaba de lo más inconveniente, por lo que la actriz, nada que objetar, decidió quitárselo.
El procedimiento elegido, según leímos, fue el láser. Es el habitual, ese al que recurren no sólo quienes sufren mal de amores, sino quienes desean desprenderse de tatuajes que han perdido su viveza original, o que lejos de ser algo de lo que enorgullecerse se han convertido en un lastre a la hora de buscar trabajo, o de encarar una nueva etapa vital.
¿Cuántos son los que dan marcha atrás? En algún reportaje periodístico nos han informado, citando fuentes diversas, que más de un 60% de las personas tatuadas se arrepiente a los 5 años de hacérselo. Lo cual no significa que todos procedan al borrado: unos dudan, otros temen (el dolor, las sesiones repetidas), otros piensan que será caro… el caso es que muchos arrepentidos no dan el paso siguiente, no acuden a un centro para eliminar los tatuajes en cuestión.
¿Cuál es el sistema adecuado? Bien, antes disponíamos únicamente de métodos químicos o quirúrgicos de borrado, pero ahora el láser se ha convertido en la opción primera. Con él podemos “bombardear” el tatuaje mediante la emisión de pulsos de muy alta energía, con una longitud de onda específica, que rompen las partículas de los pigmentos.
Una última precisión: hemos dicho que el laser es la herramienta adecuada para el borrado de tatuajes. Adecuada, que no mágica: el borrado requiere tiempo, y no siempre es completo, en ocasiones quedan vestigios. Ah, y no hay que olvidar que en los 15 días posteriores a la intervención es conveniente no tomar el sol.
Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).
Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.