“Ah, pero ¿es que lipoescultura y liposucción no son cosas idénticas?”.
No lo son, y así lo explicamos en la consulta cada vez que alguien nos lo pregunta, algo que sucede con mucha frecuencia porque extrañamente los dos términos han llegado a significar (al menos para los no expertos) prácticamente lo mismo.
Admitimos que la confusión tiene cierto fundamento, habida cuenta de que son dos procedimientos que extraen grasa acumulada y lo hacen mediante el mismo sistema, usando cánulas.
“¿Entonces? Si persiguen lo mismo de igual manera, ¿por qué no lo llaman de una sola forma y así nos ahorramos confusiones?”.
Pues, desde luego, diferenciar ambos procedimientos no es un capricho, entre una y otra hay diferencias, y sustanciales.
La liposucción, que en algunos sitios llaman también lipoaspiración, consiste como su nombre indica en “aspirar”, extraer la grasa acumulada en partes del cuerpo como el abdomen, los muslos o los glúteos. Extraer y punto.
La lipoescultura, sin embargo, no se contenta con quitar la grasa sobrante sino que pretende esculpir, es decir: la grasa que se extrae de unas zonas se reutiliza en otras como injerto.
Una idea simple, ¿no? Y, podemos garantizarlo, eficaz y segura. Porque al emplear la grasa propia a modo de relleno natural, vivo y biológico, para obtener modificaciones estructurales concretas allí donde se implanta, logramos mejorar los ya excelentes resultados que hemos venido cosechando con los implantes y rellenos hasta ahora habituales, que no dejan de ser cuerpos extraños que introducimos en nuestro organismo.
Aunque creemos que se deduce de lo ya escrito, vamos a detallar cómo se lleva a cabo la intervención.
Evidentemente, la lipoescultura precisa de una liposucción previa en la zona que deseemos tratar. La grasa extraída es luego procesada, paso previo y obligatorio antes de inyectarla en la zona marcada para su remodelación. Estamos ante una tarea delicada que es fundamental realizar de manera que aumente las probabilidades de supervivencia de las células grasa injertadas, y teniendo en cuenta que una parte de esa grasa injertada (en torno al 30 %) se disolverá, desaparecerá, por lo que es conveniente “exagerar” la acción inicial para que, una vez concluido el proceso de reabsorción, el resultado sea óptimo.
Ya veis, la lipoescultura exige de nosotros, los cirujanos estéticos, que actuemos como médicos que somos y los escultores que los pacientes necesitan que seamos. Una labor rigurosa, meticulosa y, vistos los resultados, muy satisfactoria.
Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).
Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.
