A finales de 2014, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre) hizo públicos los resultados de su informe “La realidad de la cirugía estética en España”, que elabora cada cuatro años.
Había datos esperables: el número de intervenciones ascendió a 65.000 (un descenso del 18% respecto al informe anterior que la Secpre atribuye a la crisis y al intrusismo), las mujeres siguen siendo las más asiduas (87,8%, frente a un 12,2% de hombres)… Y otros quizás no tanto: pasaron por quirófano 870 menores de edad (1,3% del total de operaciones).
¿Menores de edad? Sí, sobre todo niños que querían corregir las típicas orejas de soplillo (un 46,5%) mediante una otoplastia.
“La remodelación de las orejas o la reducción de su tamaño puede efectuarse en menores siempre que sean ellos mismos quienes la demanden y exista un informe clínico que señale la conveniencia de ésta y los beneficios psicológicos que les reportará”, explicó la doctora Marta García Redondo, secretaria general de la Secpre.
Las orejas de soplillo han sido siempre una fuente de complejos para las personas que, por ellas, eran víctimas de burlas en el entorno escolar. Hace algunos años, en EEUU, se hizo célebre el caso de Samantha Shaw, una niña de primero de primaria que se sometió a una cirugía plástica para mejorar el aspecto de sus orejas y dejar de sufrir el acoso del cual era víctima. Su madre compareció en un programa de máxima audiencia, Good Morning America, y explicó que los comentarios ofensivos no eran sólo cosa de niños, que también los adultos se metían con su hija, y que la situación, insostenible, la había animado a recurrir a la cirugía plástica.
Por aquel entonces, los medios de comunicación revelaron que el número de niños y adolescentes que decidían operarse para evitar el acoso había subido un 30% en los últimos años.
¿Es la intervención quirúrgica la respuesta al bullying? Desde luego no, y aceptarlo equivaldría a señalar a la víctima como responsable del acoso cuando la responsabilidad recae en el acosador y en los ámbitos donde ese acoso se produce.
No obstante, y sin que ello signifique que tomamos un atajo para solucionar fácilmente un problema complejo, sería absurdo no tener en cuenta que una intervención quirúrgica sencilla puede aliviar a quienes se sienten acomplejados por esa peculiaridad física. Siempre y cuando que, no nos cansaremos de repetirlo, la intervención la realice un profesional acreditado, en un centro médico con garantías, y a partir de un informe clínico que señale la conveniencia de la cirugía y los beneficios psicológicos que reportará al menor.
Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).
Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.