Cada vez más, las palabras “cirugía estética” y “jóvenes” aparecen juntas en la misma frase, por mucho que una inmensa mayoría siga asociando las intervenciones con las personas de mayor edad, esas que sufren lo que hemos convenido en llamar “los estragos de la edad” y buscan prolongar su juventud.
Tiene lógica, toda vez que la cirugía estética es el procedimiento adecuado (siempre siguiendo las normas marcadas por las asociaciones profesionales) para corregir esos defectos físicos que nos causan malestar y problemas.
Recientemente, la star australiana Iggy Azalea, 25 años, reconoció que había vuelto a pasar por el quirófano: tras someterse hace unos meses a una mamoplastia de aumento, ahora se ha operado la nariz, es decir, se ha hecho una rinoplastia, tal y como reveló en una entrevista publicada en la revista Seventeen.
Ni es la primera ni será la última artista que decide cambiar su apariencia, deseando quizá obtener ventaja sobre rivales que en el escenario lucen más guapas o, tal vez, buscando una perfección imposible.
“La cirugía plástica es un viaje emocional –declara Iggy Azalea—. No es fácil vivir con tus defectos y aceptarlos, y cambiarte tampoco lo es… Hay cosas que no me gustaban y he cambiado a través de la cirugía. Hay otras cosas que no me agradan, pero he aprendido a aceptar. Es importante recordar que no podemos cambiarlo todo.”
Nos interesa detenernos en la parte final de su declaración. “Es importante recordar que no podemos cambiarlo todo.” Cuando nos sentamos frente a alguien que nos pide ayuda para alterar su apariencia física sabemos que en muchas ocasiones el solicitante ansía no sólo una nariz más recta, o unos muslos más esbeltos, sino sobre todo desembarazarse de las dificultades que esa nariz aguileña o esos muslos llenos de celulitis les generan en su vida cotidiana, problemas con la ropa o al realizar una entrevista de trabajo.
Nosotros somos conscientes de hasta qué punto la remodelación física puede ser de ayuda, pero también sabemos que no todo se arregla con ese cambio. “Hay cosasque no me gustaron y he cambiado a través de la cirugía. Hay otras cosas que no me agradan, pero he aprendido a aceptar”, dice Iggy Azalea. Pues eso.
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Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.