Basta con entrar en Google y teclear las palabras “biopolímeros” + “riesgos”. La lista de resultados es la prueba más evidente de los problemas derivados de una práctica irresponsable que genera graves perjuicios en la salud de las personas.
Muchas veces, esos comportamientos imprudentes quedan al descubierto porque sus víctimas son personas de cierta fama, que disponen de altavoces mediáticos para airear sus problemas.
Así, a raíz de dos casos registrados en Argentina, los medios de aquel país se hicieron eco de las advertencias lanzadas desde la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA): hay sustancias seguras, compatibles con el organismo y que permiten alcanzar resultados satisfactorios, pero algunos médicos continúan utilizando materiales de relleno que no están aprobados por los organismos de salud para sacar mayores beneficios económicos.
En las informaciones se hablaba de la silicona líquida, las aplicaciones de colágeno y metacrilato que “se han discontinuado porque causan problemas en la salud”, y se recogían las palabras de dos profesionales, que recordaron:
– Que “el colágeno dejó de usarse porque genera reacciones alérgicas y debido al gran componente inflamatorio, deforma los rostros en donde se inyecta”.
– Que “el biopolímero conocido como silicona liquida es el producto que más se usaba a fines de los ’80, una sustancia de relleno permanente que no puede ser retirada del organismo, y que provoca graves problemas de salud”.
No podemos sino suscribir sus palabras. Los biopolímeros, aun prohibidos, siguen siendo utilizados por quienes anteponen el enriquecimiento a la decencia profesional, y aceptados por personas a las que no les importa correr riesgos con tal de ahorrar un dinero… o que, simplemente, desean remodelar su cuerpo para mejorar su vida, y no se ponen en las manos adecuadas.
En nuestras clínicas recibimos con demasiada frecuencia a hombres y mujeres que acudieron al quirófano con total tranquilidad y salieron con, en su organismo, unas sustancias cuyos efectos negativos no son menudencias porque la silicona líquida no se está quieta, infiltra los tejidos circundantes, produce granulomas… A nosotros nos toca extraer esos biopolímeros procurando no sacrificar los tejidos circundantes, o sacrificar los menos posibles. En definitiva, una cirugía secundaria peliaguda pero imprescindible para evitar males mayores.
Aunque la mejor manera de evitarlos, y no nos cansaremos de repetirlo, es confiar desde el principio en profesionales solventes para los que la salud de sus pacientes no tenga precio.
Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).
Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.