Es ley de vida: a partir de una cierta edad, que los más pesimistas sitúan en torno a los 30 años y los más optimistas retrasan un poco, los músculos de la mandíbula (y no son los únicos, pero son los que afectan a lo que aquí queremos tratar) empiezan un proceso de pérdida de tensión, lo cual tiene dos consecuencias muy visibles: el óvalo facial se desdibuja y la papada o doble mentón se desarrolla.
Es inevitable que con el paso de los años, no generemos una doble papada, bien sea por grasa o por flaccidez de la piel de la zona. Pero el que lo sepamos inevitable no significa que tengamos que resignarnos. Y aunque lo que acabamos de escribir parece una contradicción, no lo es. Existen dos cirugías para solucionar este problema: Pero sobre todo porque en nuestra mano está adoptar hábitos que nos ayudarán a cuando menos retrasar el desarrollo de la papada. Otro día hablaremos de esos ejercicios que también son útiles en la batalla contra la papada, aunque desde ya os adelantamos uno que es sencillo y eficaz: de pie o sentado pero con la espalda bien estirada, eleva la barbilla y frunce los labios como si quisieras besar el techo. Cuando completes el estiramiento, vuelve a tu postura natural (manteniendo la columna bien recta), y repite el ejercicio. Haz una serie de 10 veces todos los días, verás como logras tonificar tonifica los músculos de la mandíbula, el cuello y la garganta. Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga).Hablemos de la papada
¿Cuales son las cirugías indicadas para la doble papada?
Nuestros consejos para retrasar la doble papada