Estamos en pleno verano, tiempo de descanso para muchos, de viajes y vacaciones. Y en medio de tanta oferta de viaje de placer, se cuelan en ocasiones llamamientos a lo que hemos convenido en llamar «turismo sanitario», esto es, la posibilidad de viajar a determinados países donde algunos tratamientos son mejores o más baratos.
Dentro de ese subsector, el turismo de bisturí, es decir, el que permite viajar para someterse a una intervención de cirugía estética, ocupa un lugar destacado. Y, si nos lo permiten, discutido e incluso peligroso. Seguro que alguno, al leer lo que acabamos de escribir, piensa: «Ya están estos defendiendo su terreno». Y desde luego que lo hacemos, entre otras cosas, porque el nuestro es un terreno ganado con años de estudio y especialización, de profesionalidad y responsabilidad. Por favor, no nos malinterpreten, no estamos descalificando de un plumazo a todos los que ejercen fuera de nuestras fronteras. Lo que nos parece discutible y arriesgado es pretender solventar en un rápido viaje de ida y vuelta todo lo relacionado con una intervención quirúrgica, tenga ésta el alcance que tenga. Incluso aceptando que el médico, su equipo y el entorno sanitario en el que se desempeñan son correctos, ¿cómo creer que una consulta previa, una intervención y unos (pocos) días de control posoperatorio pueden reemplazar una relación establecida, unas pruebas preoperatorias adecuadas: ¿Cómo comprobar que el médico que ofrece sus servicios a unos precios en ocasiones irrisorios tiene la titulación correcta y la experiencia necesaria, y utiliza los materiales apropiados para llevar a cabo la operación que deseamos? ¿Cómo confiar cuando en tantas y tantas ocasiones la empresa que ofrece el paquete cirugía + playa es una agencia de viajes, no una clínica? ¿Cómo estar seguro de que podemos coger un avión y permanecer sentados durante horas tras determinadas intervenciones? ¿Cómo no temer que si al regreso se produce algún tipo de problema, no habrá nadie cerca que conozca los detalles de la intervención, las complicaciones que hayan podido surgir en su transcurso? Por supuesto, cada uno es muy libre de elegir el cirujano y el centro médico que crea oportunos pero, creednos, no hablamos a humo de pajas: como os hemos contado aquí alguna vez, acumulamos una gran experiencia en la eliminación de biopolímeros, un producto peligrosísimo que usan y del que abusan en determinados “centros”. Así que, os lo rogamos, tomad todas las precauciones. Aunque somos expertos en cirugía secundaria, preferimos mil veces no tener que intervenir. Si deseas más información, contacta con nuestro equipo de Clínicas Fernández Blanco, llama al 915 54 09 24 (Madrid) o al 952 850 468 (Marbella, Málaga). La doctora Patricia López Santos es Cirujana Facial del equipo Fernández Blanco de Marbella.¿A que nos referimos?
Preguntas que surgen
Dra. Patricia López Santos
Trás su especialización en Cirugía Oral y Maxilofacial por el Hospital Marqués de Valdecilla en Santander, y debido a su pasión y gran habilidad en el sector de la cirugía estética, es un miembro esencial en Fernández Blanco y discípulo del doctor Fernández Blanco. Su vocación es la cirugía estética facial, abordando desde rinoplastias, blefaroplastias a lifting cérvico faciales.