Supongo que podemos empezar este texto con un “si no lo leo, no lo creo” que más de uno suscribiría. O echando mano del socorrido “Cuando China despierte el mundo temblará” de Napoleón (luego recuperado y acortado por Alain Peyrefitte en un libro que marcó una época, Cuando China despierte), aunque el corso no lo exclamó pensando en lo que aquí nos ocupa.
A lo que vamos. El diario China Daily recogió hace poco los resultados de un informe de la Asociación de Cirugía Plástica y Estética de China según el cual esta industria, valorada actualmente en 62.600 millones de dólares, duplicará su potencial para 2019 y superará los 120.000 millones, lo cual situará al gigante asiático como el tercer mercado mundial en este sector.
Hay en esta afirmación un componente de normalidad: lo lógico es que, conforme el país se modernice, sus ciudadanos se incorporen a hábitos y costumbres que en otros países llevan décadas desarrollados. Ocurre con el consumo, con el turismo, ocurre también con la cirugía plástica.
Pero, claro, cuando se habla de China todo resulta gigantesco, descomunal. Datos de 2013 la situaban ya como el tercer país donde más operaciones estéticas se realizan, por detrás de Estados Unidos y Brasil. Aunque sólo sea por tamaño de su población, es lógico que pronto ocupe la primera plaza.
¿Cuántas personas están pasando por quirófano? Según el citado informe, en 2014 fueron ya siete millones, si bien la cifra puede ser considerablemente mayor, habida cuenta de que se sospecha que muchos pacientes acuden a clínicas no cualificadas. Y eso que las cuaificadas no son pocas: la Asociación cifra en 10.000 el número de clínicas estéticas abiertas en el país, y registra un aumento del 30 % anual.
Muchas, pues, pero quizá no suficientes, a la vista de que un buen número de personas siguen optando por operarse en el extranjero, sobre todo en Corea del Sur, que el año pasado recibió a 60.000 chinos deseosos de cambiar de apariencia.
En cuanto a las intervenciones de cirugía estética más solicitadas, los estudios registran comportamientos que se dan en otros países asiáticos: las operaciones más frecuentes son blefaroplastias para modificar la forma de los ojos aumentando su apertura y rinoplastias que buscan estrechar el puente de la nariz; luego vienen la mamoplastia de aumento y las liposucciones.
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Dr. Alfredo Fernández Blanco
El cirujano plástico Dr. Alfredo Fernández Blanco se destaca en su rama de la medicina, como el mejor cirujano de mamas, además es pionero en las llamadas cirugías secundarias o de las secuelas. Con más de 30 años de experiencia y miles de casos de éxito, sigue logrando los resultados más naturales que se pueden esperar en una operación de cirugía estética.